sábado, abril 26


Hoy me di cuenta de una cosa:

Cuando se acerca un disco nuevo de Weezer,
todo me emociona...


Un brief urgente de Fonasa, una marraqueta con queso fundido, un recuerdo del ´94, ver pajaritos volando. Amigos abrazándose, amigos abrazándose en cámara lenta, amigos abrazándose en cámara lenta bajo la lluvia. El smog, un vidrio marca Lirquén, el sonido del doble click. Una ligustrina. Las babas de Godzilla. Una canción de Buddy, tres mensajes de texto, activar un freno de emergencia del metro, peinarme para atrás, cargar la Bip!, un kayac. Marcar un piso par en el ascensor, una servilleta, el número 1342, el cantar del Mio Cid, gastar la goma de mi portaminas, derramar café sobre el teclado nuevo, el puré de papas, cambiar la tv, contar rayitas en los pasos de cebra, entrar al schopdog, no o si fumar, pagar un pan de miel, mi diccionario de sinónimos, la pasta de dientes del conejito. El nombre filomena, cerrar el msn, una polera nacional. Una película con escenas de montaña rusa, la banda ancha, el traje de superman, ignorar una partida de póker, ir y volver, mi credencial del Blockbuster, desayunar un pingüino, el Nokia-tone, volver a volver, el dinosaurio Bernardo y, hasta un boy scout de 40 años...

Todo me emociona.



Qué sé yo, pero, mientras escribía esto,
también estaba emocionado.



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miércoles, abril 23


IN HEAVEN

Nunca podré olvidar esos días. El segundo piso de esa acogedora casa de Monseñor Sótero Sanz, albergaba sueños, ilusiones y la esperanza de un mejor mundo publicitario. Bueno, eso al menos fue lo que nos hicieron creer a los 32 patanes que trabajábamos ahí.
Debo reconocer que por esos días andaba perdido en la vida. Con el pelo largo y chascón, unos kilos demás por culpa de los asados, la barba al estilo Ossama y con extravío crónico del sentido común. Factores varios que hicieron de mí, un wn dedicado a una función que nunca pude disfrutar. Aunque bueno, no todo era tan malo. Tenía uno de los mejores computadores de la agencia en el cual fácilmente podía hacer muchas cosas terriblemente de entretes a la vez:

Ver Dvd´s, chatear en messenger, sapear en youtube, asar choripanes, pasear por valpo, coleccionar seamonkeys, ver blogs buenos y, de vez en cuando, hacer algo distinto a bolsas de liquidación o logos para Falabella (cuenta en la que laburé por esos meses).

Pero uno de esos días, más bien un martes, mientras hacia cualquiera de esas cosas anteriormente nombradas, pasó algo que me dejó con la mandíbula caída. Todo, porque esa tarde veíamos el Dvd del reencuentro de Pixies en mi compu. Este show había sido transmitido por la NBC el sábado anterior y llegó a mis manos gracias al gran Torrent. Era un show en formato digital y con sonido a toda raja. Ahí estábamos Rodo, Flanche y yo alucinados con lo que estábamos viendo.
Mientras el disco versátil daba sus vueltas en el lector vertical, entró el mismísimo Carlos Baccetti por la puerta de nuestra oficina (realizaba visitas esporádicas a El Cielo - A&B) y al ver que estábamos todos muy pendientes de mi pantalla, se acercó de forma amistosa pero ampliamente desconocida.
Ahí, sucedió algo que va a quedar marcado para siempre en mi vida. Y digo para siempre, porque el tipo que yo creía con más cultura pop del orbe, se lanza un poco certero y más bien desafortunado comentario:

CB - Ché ¿y éstos quienes son?
MM - :o … PIXIES, que se volvieron a juntar después de mucho tiempo...
CB - Ah... No los conocía... les falta onda a esos pibes, eh...
MM - (mandíbula abajo).

¿Quéeeee?... ¿Baccetti no conocía a Pixies?… ¿Una de las bandas más influyentes del rock mundial era desconocida para un referente de la publicidad universal? Chuta… Pero así no más era la webada.
De ahí, nunca más lo vi como ídolo. Hasta mi abuela sabía quienes eran los Pixies. Además, el hecho sirvió para darme cuenta que no todo lo que brilla en la tierra son las zapatillas adidas doradas de Carlos Baccetti.


¡¡Gerooooopaaaaaaa!!…

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sábado, abril 19


AL 5 %

Llevo tres semanas de mi llegada a este pequeño pueblito de Chile, y debo reconocer que hay cosas que me hacen querer regresar a la hermosa Argentina.
Es tan difícil tomar en estos días la afrodisíaca gaseosa Sprite, ya que en mis tierras contiene un 5% más de lo que tiene la versión chilena. Por lo tanto, debo andar paseando por las callecitas con trozos de limón, para que la ausencia de ésta, no afecte en mi vida cotidiana y así poder seguir viviendo el día a día lejos de mis pares.


Las cosas como son.

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lunes, abril 14


LO QUE ES REALMENTE
ESTAR HASTA LAS MASAS


Un buen día, un compañero de labores comió muchas masitas y tapó majestuosamente un WC. Como todos estábamos ocupados en quehaceres del día a día de la advertising mundial e interplanetaria, nadie se percató de semejante atrocidad digesto-situacional.
Así continuó la condición de tapadez, por mucho y mucho rato hasta que alguien (r-d*) necesitó ir a leer el diario ahí. Pero lo que encontró este buen enviado del Chef Pepín fue un WC totalmente imposibilitado de recibir y/o hacerse cargo de sus OBRAS, lo que hizo pensar inmediatas soluciones al manso problema que se presentaba de ahí en más.

Como nunca había pasado algo así, la herramienta SOPAPO brillaba por su ausencia. Las bolsas plásticas del Lider, permitirían sacar las cosas pero nadie se atreveía. Ácido muriático no quedaba y los tenedores los usamos pa´ comer, así es que fueron descartados de una.

En ese momento, apareció alguien que dijo:

- ¿Probaron con QUIX?
- ¿Con Quix?, si la idea no es sacarle brillo a la wea…
- No wn. Con quix pa que los bordes queden jabonosos y la shit se vaya por resbale…
- Oye, que buena idea, Manu… Y vaya que resultó la wea.

Al echarle una chorreadita (12 cucharaditas colmadas) de Quix, TODO lo que estaba haciendo taco, se fue cantando “Libre” en la versión del bigote arrocet o más bien gritando freeeeeeeedoooooom como el famosillo William Wallace, permitiendo que mi buen amigo (r-d*), pudiera pulentear tranquilo leyendo su buen suplemento "Deportes" de El Neptunio.

O sea, si se les tapa el water, ya saben qué hacer.


Y del que comió muchas masitas
nunca más se supo porque nadie lo llamó al anexo 769.


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domingo, abril 13


GALLINA POR UN DÍA.

Pintaba para ser una experiencia religiosa, pero después de un rato, las contínuas introspecciones me provocaron un calvario deportivo-sicológico de grandes proporciones.
Y es que parte de conocer la interminable ciudad de Buenos Aires, era ir hasta donde las patatas arden: El estadio de River Plate y cachar el mote millonario en vivo y en directo. Sólo pa conocer en realidad. Aprovechando mi conocida admiración por la Universidad de Chile, iba a apoyar a la banda sangre en su partido contra la Universidad Católica por la fecha número 4 de la Copa Libertadores.

Todo partió viajando cerca de una hora en el colectivo nº86 hasta Nuñez. Después, comprar la entrada, hacer la hora de lo lindo y a eso de las 21 en punto, subir esa interminable escalera adidas que nos dejó detrás del arco de Carrizo.
Ahí estabamos Chávez, Leo y yo con nuestra cara de “santiagueños” en el medio de la barra millonaria. Al lado del bombo. Junto a quienes cambian las LL por CH al cantar y apochar al equipo. Ahí, una mínima duda por nuestra integridad, activó las alarmas:

- ¿Chucha y cómo pásamos piola en caso de algún atao´, wn?
- Eeeeh... puta... haciéndonos los sordomudos, poh wn.
- Ya poh. Excelente idea, ctm.
- Vamos, wn.

El pitazo inicial no fue mucho rato antes de que se marcara el primer gol a favor de River y como estabamos en su barra, tuvimos que celebrar y gritar ese tanto como si fuera el mismísimo Matador Salas™ quien lo convirtiera.
En ese momento, me di cuenta del silencioso sector ubicado frente a nosotros. Ahí estaban los 4 mil chilenos que habían viajado a ver el match desde la misma tierra donde vivo, como y veo las películas de Disney que tanto me gustan (Aladín). ¡Qué malaria, ché!... Cómo le doy la espalda a estos wns si usan su Bip!, ven SQP y saben quién es el wn de Edmundo. Pero puta la wa. Ya no había ná que hacer.

El partido se desarrolló con normalidad, o sea, River ganando. Llegó el fin de los primeros 45 minutos, que pasamos en la escalera bajo el marcador cototudo que se ve en la foto.
El entretiempo es igual en cualquier estadio del orbe: su meada loca, su sanguchito y encontrar una nueva ubicación igual de pulenta pa ver el segundo tiempo. Así llegamos al codo sur tirado pa´ la derecha. Un sector más piola y donde se podía ver la cancha perfectamente. Perfectamente, hasta que apareció el segundo gol, cuya celebración limité sólo a un aplauso de 8 golpes. El escuchar los gritos que la barra lanzaba a nuestros compatriotas, hicieron que ya no me sentiera del lado del corazón. Ahora, si ese mismo gol lo hace Villalobos en un clásico en santiago, la wea cambia y lo celebro con toneladas de confeti.

El plan que seguía, era irnos al minuto 39 del segundo tiempo pa´ no tener que irnos apretados en el colectivo considerando la gran cantidad de gente que había en el estadio. Pero puta la wea... un grupo de policías cierra las salidas al terminar el match para contener a la barra de River, haciendo salir del estadio a la barra de la UC por seguridad. Todo eso, dándole 30 importantes minutos. Tiempo en que se escuchó algo suavecito:


¡¡@&#=/$|... atraviesen la cordillera luego, la @&#=/$ que los parió…!!


Conclusión: no hay que ser tan wn nomás.

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