
¡WATAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Hoy, aprovechando un instante de relajación en Adela Advertising, fui con mis compañeros Rodo y Okashi a almorzar en las inmediaciones de Avenida Matta con Santa Fé. Ahí, unos deliciosos y sofisticados fideos de "Los Invaciables" serían los encargados de terminar con esa molesta sensación de vaciado que se vive entre el desayuno y el lunch.
Todo iba bien y, mirando a mi alrededor, noté que el mozo encargado del tenedor libre de pizzas andaba muy lento. Así, nunca comeríamos más de dos deliciosos trozos en la media hora que disponíamos para almorzar y chisporrotear. Opté por el menú. De puro cagado eso sí, ya que la diferencia con el plato que de verdad me gustaba, era de apenas $450. Pedí Penne Rigatte a la Putanesca. Una mala idea, porque además de cagado, lo abacanado (eso de decir: Si... esto es súper ricooo... ya lo he comido antes) me jugó una terrible de mala pasada.
El plato que comí era el más picante del mundo (Cebollín, ají cacho de cabra, tomate, alcaparras, boquerones, ajo, pimienta y salsa pomodoro) y el mísero vaso de juguito de manzana que lo acompañaba, no alcanzó a apagar el dantesco sabor de ese incendiario plato al que el muy imbécilmente, le agregué merquén.
Fue como almorzar una molotov.
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3 comentarios:
Que eres weonn Medinamo!!!!!
todo dentro del marco del respeto eso si.
cami:::
Yo comí porotos con longaniza, ensalada de repollo con coliflor y algo de cebolla en escabeche para acompañar esa deliciosa cena que disfrutaba a las 00:23hrs.
Y no me arrepiento!!
Una vez, a bordo de un Lufftansa, tuve mi primer encuentro con un auténtico desayuno alemán: longanizas y huevos revueltos, yogur, frutas de la estación, café con crema y otras exquisiteces.
Rato después, en el aeropuerto de Frankfurt, tuve mi primera experiencia con el papel sanitario alemán
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