EVERY DAY BEST

No sé por qué shit las noches de domingo me es tan complicado llegar donde morpheus y empezar a soñar con un mundo sin malos sentimientos, armas, tribus urbanas, tecnología apple, buena onda y salas de cine. Tal vez, sea por las tres tazas de café que empiezo a tomar a las 22:00. Pero esta opción nunca la he considerado porque no creo que sea la razón. No señor.
Y en este insomnio dominical, cometer el error de hablar con la almohada sobre lo que uno hizo en el día no sirve de nada porque ¿qué te va a responder una vaina que no habla? Obvio que lo mismo que les diría un refrigerador poh´ washos.
Entonces a eso de las 2am, no queda nada más que agarrar el buen control remoto universal y sintonizar un programa terrible en cuanto a factura, pero altamente adictivo. Me refiero a Cada día mejor con Alfredo Lamadrid.
Este programa es de estilo ochentero pero hecho en nuestro 2008 y desde los estudios de una universidad. Sus contenidos a nadie le interesan y los invitados tuvieron su gran minuto de fama cuando la revista Ritmo estaba en circulación. Pa que decir las secciones.
Aún así y cuando ya cacho que estoy muy pegado en la pantalla (porque de verdad es adictivo) viene la típica e inservible reflexión:

¿Puta. Por qué tengo que ver esta wea
y no puedo dormir, conchasumareh´...?

Y ná que hacer. La idea de pegarse un guitarrazo en la cabeza para dormirse de una, está descartada porque mi Fender™ suena filete. De ninguna manera le haría ese daño.
Aunque siendo sincero, lo he llegado a pensar cuando aparecen esos humoristas que no saben buscar chistes en internet porque se les va en collera la computadora y cantantes que hacen playback con un cassette regrabado.

Lo bueno de todo esto, es que nunca he llegado a ver el programa entero porque la wea es tan fome y mala, que hasta la tele se me aburre.

Debería ocupar este tiempo
en la posible quiebra de mi Fundación.

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