miércoles, enero 30


SI TE AGARRO A PALOS
ES PORQUE TE QUIERO
.

Hace mucho tiempo, más precisamente el año `94 y en el living de la casa de mi abuela, se funda Pilsokas. Banda de tendencias Punkekes que marca el inicio de mi vida como batero. En ese momento, lo único que tenía para marcar el ritmo de esas desastrosas canciones eran unas cajitas de cartón recicladas con buena acústica y bolsas plásticas del Fullmarket, que simulaban a la perfección un Crash línea K de 20 pulgadas.
Tiempo después, fue mi viejo el que se rajó con una batería verdadera, pero usada y completamente negra. Lo único malo es que traía una lavadora en vez de timbales. Ella me acompañó en la aventura de esa humilde pero siempre rockera banda de punk estacióncentralense. Meses más tarde ya empezabamos a sonar decente y llegó mi segunda batería (Esta vez una Yamaha). Ahí nació una gran inquietud:

¿Por qué no tener la mejor batería del orbe?
Digamos, una Tama, una DW, una Pearl o una Ludwig.
Obviamente, con platos Zildjian.
Como los de Tré Cool.


Pero siempre lo que me separaba de ese gran sueño era el factor plata. Y era charcha porque puta que me habría gustado haber tenido una batería tan pulentita como esas, en las bandas en que toqué después: ¡Chandoka-Chita!, Ashake, Fokozal-Shanks!, Fokozal-Bwr! y Fokozal (a secas). Después, en Bombillas, tocábamos con una Mapex pero era de Lalo Meneses, así es que no la cuento en esta serie.
El asunto es que esa hermosa batería nunca llegó. Y nunca llegó porque prácticamente era imposible para el bolsillo de un escolar y mi viejo ni cagando se habría gastado todas las lucas que esas hermosas y soñadas drums costaban. Por eso, las bandas fueron naciendo, creciendo y muriendo con mi Yamaha roja. Todas por distintas razones.
Pero ahora que trabajo, las cosas han cambiado. Digamos que podría tener esa batería con un poco de esfuerzo y dedicación. Tal vez, debería sacrificar un par de morlacos para que esa Tama negra con platos Z sea totalmente mía. Pero parece que no. Porque ya a estas alturas no la quiero. Mis intereses cambiaron y ahora… toco bajo.


Y uno. Y dos.
Y un, dos, tres, cuáaaahhh...

.

miércoles, enero 16



RAYOS DE MAYONESA
A LOS PAPASNATAS
DEL CLUB DE LA COMEDIA.

14 años escuchándolos y por esas casualidades del laburo, me encuentro en una filmación con ellos. Todo un sueño. Digo sueño porque es como si alguien fanático de la U tuviera que trabajar por un rato con Marcelo Salas™. Una experiencia religiosa.

Contraria fue la experiencia de ir hasta el estudio de El club de la comedia a escuchar chistes pa´ cabros de 15 y donde esos "rockstars" al reverendo peo nos trataron como si nuestro objetivo hubiera sido un autógrafo. Pero no. Estábamos trabajando, assholes.

Aprendan de Pánico, que son más sencillos y humildes que un vaso de agua con un pan con mantequilla a pesar de todo el tiempo que llevan haciendo las cosas bien, aquí y en resto del world.


Quiero estar
anfetaminado.



.

miércoles, enero 9


UNA HISTORIA MÁS FOME
QUE LOS MONÓLOGOS
DEL CLUB DE LA COMEDIA.


Y bueno. Cuando era un broca cochi, mi vieja hacía que cepillara esos inútiles
dientes lácteos siempre protagonistas de las fotos de pendex. Y al cepillar, lo hacia de una manera menos que básica. Esto hizo que las nunca bienvenidas caries tenían un palacete más grande que el de la Reina Isabel Primera para jugar y hasta hacer asados de lechuga.
Ya en el colegio, no faltaba la charla de higienidizaxionismo que nos decía a todos los mermes como cepillarse los dientes, pero de forma correcta y sin problemas. Esto, me llevó a comprender la importancia de pasar la weaita de cepillo pa arriba y abajo constantemente con tal de que todos los restos de papas mayo, doritos, panes con porcino y tapas de bic salieran tan facilmente como habían llegado.
Y así fue como en un viaje a el tabito (gran balneario) descubrí que mi tío Gonzalo usaba una extraña sustancia como las que usaban los cazafantasmas para capturar almas, llamada PLAX. Una maravilla, pos hombre. Por fin tenía el hocico más limpio que jeringa de consultorio púbico y las caries tenían que devolverse a Santiago porque en esas cabañas ya no había espacio para ellas.

Pero eso no era todo. Porque con el tiempo, la publisidhá me decía que ahora tenía que cepillar la LENGUA porque la wea era el criadero de shits más grande del mundo.
¡Conch™, porqué no me dijeron eso hace 14 años cuando estaba en la playa wn...! las caries no se habían ido ná pa santiago. Las muy patanas estaban de lo lindo en el bosque de esas cabañas del tabito. Y así fue como la pobre lengua de medinamo que dificilmente habla el español, tuvo que aguantar que le pasara esas cerdas medianamas por toda su extensión. Le dolío pero después se acostumbró.

Pero eso no era todo.
Porque ahora la publisidhá me dice que para tener la dentadura perfecta en pantones™ e higienidizaxionismo, tengo que...

¡¡cepillar el CACHETE POR DENTRO...!!

Conch™, esa wea si que nopo. He estado probando con el mentado cepillo y las manchas moradas de povidona ahora tapizan de lo lindo mi boca. Al menos no se nota la wea, pero quizás que me van a decir en 5 años más, wn...


Brush your teeth
and do your home=w=ork.



.