martes, febrero 20


Con un par chelas en el cuerpo no se puede viajar en metro.

Hay dos instantes claves en el día de trabajo (Cualquiera de lunes a viernes). Uno, cuando por las mañanas cacho si llegué muy tarde en comparación a mis compañeros que nunca llegan antes de las 10.15 y cuando al final de la jornada alguno se para y dice:

"...Cabros: ¿compremos unas cervecitas?. Total, hace más calor que la chucha.
A ti te queda ese logo y a este le queda mandar el jpg no más...".

O sea, todo listo!. Yomi, yomi... mmm... cer-veee-zaaaaaaas!!!!

Así es como se van desembolsando entre mil y dos mil pesos locos por cada uno que, por ahí, sobraban del presupuesto diario. Pasado unos minutos, llegan del súper con el ansiado cargamento. Una pa ti, otra pa ti, pásate pa´lla y esta pa mi.
Traen ese delicioso líquido que tan refrescantemente hace levantar la ponchera.

Asi no se puede. Sin poder gozar la mayoría de las veces de un almuerzo verdadero (como la gente que tiene trabajos normales y sale a comer) y tomando jugo de pixeles todo el día, un milímetro cuadrado ya te marea, puede llevarte al baño millones de veces en media hora y más encima engorda.


Hay veces en las que me arrepiento de haber pasado el dinerillo. Más bien, la mayor parte del tiempo. Lo peor, en todo caso, es venir de vuelta a casa y cachar que en el metro baquedano ya te dan ganas de visitar nuevamente el urinario.


No más chelas. Esa es la actitud.

2 comentarios:

Chavezónico dijo...

esa actitud se suma a las otras para llevar una vida saludable??. y a todo esto, vas a dejar de tomar chelas en la pega, o pa siempre?. Si es así. ya no existirían las instancias para unas beers????

Medinamo_ dijo...

No!. No soy mi propio Elliot Ness.
Igual una cerveza loca por aquí o por allá no le hace mal a NADIE-N.

Te ves zoquete!.